Fuego que se Desparrama

🔊📖🐔 EL CANTO DEL GALLO

🗓️ Jueves, 19/6/2025

Serie: HASTA QUE EL MUNDO ARDA 🔥

EP#13 Fuego que se Desparrama

📖 “Pero recibiréis poder cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra.” Hechos 1:8

No es una chispa domesticada. No es una llama que se conserva bajo vidrio como reliquia del pasado. El fuego del Espíritu no fue dado para ser contenido, sino para ser derramado. No se enciende una lámpara para esconderla debajo de un medidor de cereal (Mateo 5:15); se enciende para que brille y consuma la oscuridad.

Este fuego es testigo. Este fuego es palabra viva. Este fuego es el mismo Espíritu que sopló vida en la creación y ahora sopla misión en la Iglesia. Es “dýnamis”, poder explosivo, transformador, real. No se trata de una llama ceremonial que adorna el altar, sino de un incendio que consume el ego, purifica y lanza a los redimidos a los confines del mundo. No se enciende para contemplación, sino para expansión. Este fuego no se queda, se desparrama. Como escribió Agustín de Hipona: “El amor del Espíritu Santo no puede ser ocioso; arde en acción.”

El verbo usado para “recibiréis” en Hechos 1:8, “lēmpsesthe” en griego, implica certeza, continuidad, misión.

El verbo “seréis” (ésesthe) no es un imperativo; es una declaración de identidad. El Espíritu no solo da poder para hacer; forma una identidad nueva para ser testigos. No hacemos misión; somos misión.

Este fuego no es una emoción que se apaga cuando termina el culto del domingo. Es la presencia permanente del Espíritu en el creyente: “¿No sabéis que sois templo del Espíritu Santo?” (1 Corintios 6:19).

Moviliza a los Llamados "Dios no llama a los preparados; prepara a los que llama." Oswald Chambers. Como Pablo y Bernabé en Antioquía (Hechos 13:2-3), el Espíritu Santo aparta, forma de manera continua y envía. Apartar, “aphorízō” en griego, indica una separación específica, como quien aparta un sacrificio para Dios. El llamado no es aleatorio; es santo, intencional, preciso.
El clamor del Maestro aún resuena: “La mies es mucha, pero los obreros pocos” (Lucas 10:2). No se trata de un llamado genérico; es una vocación ardiente que no se puede ignorar.
Hudson Taylor no fue un simple viajero. Fue un incendiario celestial, llevando el Evangelio al corazón de China, cruzando barreras lingüísticas, culturales y espirituales. Su vida gritaba: “La Gran Comisión no es una opción para considerar; es un mandato para obedecer.”

Como él, hoy hay jóvenes, adultos, ancianos… llamados a dejar, a soltar, a ir. Algunos irán con los pies, otros con los recursos. Pero todos, sin excepción, con el corazón ardiendo.

Moviliza a la Iglesia La misión no es un departamento, no es un evento anual, ni un ministerio periférico. Es el ADN del Cuerpo de Cristo. Es el latido de la Iglesia. “¿Cómo, pues, invocarán a aquel en el cual no han creído? ¿Y cómo creerán en aquel de quien no han oído? ¿Y cómo oirán sin haber quién les predique?” (Romanos 10:14). Cada creyente es un eslabón: unos oran, otros sustentan, otros evangelizan. Todos participan. William Carey, el “padre de las misiones modernas”, no se levantó solo. Detrás de cada Carey hubo rodillas dobladas, cheques firmados, cartas enviadas. Misión es cuerpo. Es comunidad. Es comunión en movimiento. Es la Iglesia que respira por los pulmones del Espíritu y camina con los pies de Cristo.
La iglesia no necesita ser movilizada sino cumplir su propósito de ser luz a las naciones. El moverse no es escalonado sino dinámico, todo el engranaje hace girar el cumplimiento del propósito divino.

Luis Palau lo dijo con fuego en la voz: “El avivamiento no es cuando la gente viene a la iglesia, sino cuando la iglesia sale a la gente.” 

“No se trata de programas, ni sistemas, ni resultados obtenidos, ni de hacer cultos más atractivos, sino de dejarnos utilizar en obediencia según el propósito soberano de Dios” 

La Iglesia no puede ser un museo de memorias del obrar de otros; debe ser una antorcha en movimiento. Desde Jerusalén hasta lo último de la tierra, el Espíritu sigue encendiendo vidas, encendiendo iglesias, encendiendo generaciones que dicen: “Heme aquí, envíame a mí” (Isaías 6:8).

Sé una antorcha en movimiento…hasta que el mundo arda.

📲 FRASE DEL DIA: “No se trata de programas, ni sistemas, ni resultados obtenidos, ni de hacer cultos más atractivos, sino de dejarnos utilizar en obediencia según el propósito soberano de Dios”

🖋️ Nelson Gallitto