🔊📖🐔 EL CANTO DEL GALLO
🗓️ Viernes, 20/6/2025
Serie: HASTA QUE EL MUNDO ARDA 🔥
EP#14 Conclusiones
📖 "El que no toma su cruz y me sigue no es digno de mí" (Mateo 10:38)
La historia de la redención está tejida con nombres de hombres y mujeres que, al escuchar la voz de Dios, no dudaron en decir “sí”. No eran perfectos, pero estaban Disponibles. No lo tenían todo resuelto, pero estaban Dispuestos. No entendían todo el plan, pero estaban Decididos a confiar en el Dios que los llamaba.
La historia registra:
• Un Isaías que, frente a la majestad del trono celestial, se quebrantó ante su pecado, pero al escuchar la voz divina preguntando “¿A quién enviaré?”, no se escondió, no negoció… simplemente gritó: “Heme aquí, envíame a mí” (Isaías 6:8). Isaías sabía que su mensaje no sería popular, pero la obediencia fue más fuerte que el miedo.
• Una Ester que, en medio del lujo del palacio y el riesgo de muerte, comprendió que su posición no era casualidad, sino providencia: “¿Y quién sabe si para esta hora has llegado al reino?” (Ester 4:14). Y aunque temblando, entró al lugar prohibido, confiando en el favor del cielo más que en el del rey.
• Un Pablo que, perseguido, golpeado, encarcelado, sentía fuego en los huesos por predicar. No lo hacía por Conveniencia, lo hacía por Convicción. Por eso exclamó: “¡Ay de mí si no predico el evangelio!” (1 Corintios 9:16). Su vida era una ofrenda constante sobre el altar de las naciones.
• Un Moisés, de lengua trabada por hablar otra lengua desde su niñez y temeroso, dijo primero: “¿Quién soy yo?”, pero terminó conduciendo a un pueblo entero por el desierto porque Dios le aseguró: “Yo estaré contigo” (Éxodo 3:12).
• Un Jeremías, demasiado joven para ser escuchado, que quiso callar, pero confesó: “Había en mi corazón como fuego ardiente metido en mis huesos... y no lo pude sufrir” (Jeremías 20:9).
• Una María, jovencita de Nazaret, que pudo haber dicho “no”, pero eligió la fe y respondió al ángel: “He aquí la sierva del Señor; hágase conmigo conforme a tu palabra” (Lucas 1:38).
• Un Andrés, discípulo sencillo, que no escribió epístolas ni predicó grandes sermones, pero fue quien llevó a su hermano Pedro a Jesús, entre otras acciones simples y sorprendentes (Juan 1:41-42; 6:8,9).
Pero la historia hoy se continúa escribiendo, con personas dispuestas a orar, dar, ir y enviar. Tú puedes ser parte de esa historia. ¿Cómo?
I. Ora por las etnias. “Rogad, pues, al Señor de la mies, que envíe obreros a su mies” (Mateo 9:38). Dios anhela que seamos intercesores que se levanten como Moisés, que oró por un pueblo rebelde (Éxodo 32:11-14). Como Nehemías, que lloró y ayunó por su nación (Nehemías 1:4). Como Ana, que no cesaba de orar en el templo por la redención de Israel (Lucas 2:37). La oración no es pasiva, es la fuerza que mueve al creyente. Cada gran avivamiento comenzó con alguien de rodillas.
II. Da con generosidad para las misiones “No es que busque dádivas, sino que busco fruto que abunde en vuestra cuenta” (Filipenses 4:17). El Evangelio avanza cuando los recursos se convierten en instrumentos de misión. La viuda de Sarepta, aunque tenía solo un puñado de harina, compartió y Dios multiplicó (1 Reyes 17:12-16). Los filipenses apoyaban a Pablo no por obligación, sino por amor al evangelio. El que da, participa del fruto.
III. Ve si Él te llama “Un ángel del Señor habló a Felipe, diciendo: Levántate y ve...” (Hechos 8:26). Felipe no dudó. Se levantó y fue. Y ese acto de obediencia abrió las puertas del evangelio a África. Tal vez no escuches una voz audible, pero si tu corazón arde por las almas, si no puedes ignorar la necesidad, tal vez el llamado ya está sobre ti. Abraham fue sin saber a dónde. Pedro dejó la red sin hacer preguntas. ¿Y tú? ¿Estás dispuesto a ir?
IV. Envía con pasión y visión No todos cruzarán fronteras, pero todos pueden ser puentes. La iglesia que envía con amor ora con fervor y da con generosidad, participa activamente en la misión global. Bernabé y la iglesia en Antioquía enviaron a Pablo y a otros con imposición de manos y respaldo espiritual (Hechos 13:2-3).
Dios sigue buscando voces que digan:
👉 “Heme aquí” como Isaías,
👉 “Si perezco, que perezca” como Ester,
👉 “¡Ay de mí!” como Pablo.
Hoy, la historia te llama. ¿Orarás? ¿Darás? ¿Irás? ¿Enviarás? La misión no espera.
El mundo arde en su pecado, Y tú puedes ser la chispa que encienda el contra fuego a otra generación.
¿Lo apagarás con la rutina? ¿Lo encerrarás en reuniones dominicales y ministerios que te gustan o te sientes cómodo? ¿Lo guardarás como un recuerdo emocional?
📲 FRASE DEL DIA: “No arde el que hace sino el que permite que Dios haga a través de él Su obra”
🖋️ Nelson Gallitto