🔊📖🐔 EL CANTO DEL GALLO
🗓️ Jueves, 3/7/2025
Serie: 5 BAJADAS 🏔️
EP#4: UN DESCENSO APRESURADO
📖 Lectura: Jonás 1:1-3 NTV
¡Levántate! Le dijo el Señor. Y Jonás se levantó, pero se levantó para descender. Ahí mismo tomó sus pertenencias, armó su bolso y salió corriendo para el puerto. Miró el gran mapa que había junto al barco. –“¿Cuál es punto más lejano de Nínive?” Le preguntó al capitán. –“Y, tendrías que irte como para Tarsis”. Le respondió. Jonás, compró el boleto. Que iluso. Realmente pensó que podía huir de la presencia de Dios. El viaje de Jonás debía ser hacia arriba, pero el comienza un camino de descensos que vos y yo varias veces hemos experimentado…
Jonás vuelve a dormir y el Señor quiere despertarlo de nuevo, porque, adivinaste NO HAY LUGAR DEL QUE PODAMOS ESCAPAR DE SU PRESENCIA. Así que, aunque Jonás está escondido en las profundidades de un barco que se esta yendo a la otra punta del mundo, Dios lo sigue buscando, y esta vez envía una gran tormenta para que DESPIERTE. ¡Levántate Jonás, que los ninivitas se están perdiendo! Los marineros paganos del barco, hacen todo lo posible por salvarlo, pero terminan entendiendo que deben arrojarlo al mar para salvarse y Jonás piensa que quizás así, se librará de la comisión que tiene por delante.
Sin embargo, un pez muy grande había sido preparado por Dios para llevar a Jonás a un descenso aún más abismal: “Me echaste a lo profundo, en medio de los mares, Y me rodeó la corriente; Todas tus ondas y tus olas pasaron sobre mí” (2:3) Jonás cae a lo mas bajo. Ya no se puede descender más. Pero su corazón es un torbellino de odio. Él no quiere cumplir con la comisión porque no quiere predicarle a los asirios. ¡Es que los ninivitas eran de lo peor! Eran asesinos despiadados. Y Jonás tenía sus razones personales para no querer ir. Así que ahí está Jonás, inmóvil en el vientre de un pez que lo mantiene con vida en lo profundo del mar. ¿Te imaginas la ansiedad que se siente mientras los jugos gástricos del pez te amenazan? Pero Jonás sigue pensando y pensando “Las aguas me rodearon hasta el alma, las algas se enredaban en mi cabeza” (2:5). Sé que te has sentido así: completamente nublado. No sabes a dónde ir. El gran plan de Dios quedó atrás cuando pagaste el boleto para irte a Tarsis y desde entonces has estado descendiendo sin parar. Desde entonces has estado huyendo, pensado que puedes huir de su presencia. Desde entonces has sentido el peso de tus malas decisiones. Has visto como se enredan en tu cabeza y no te dejan ver con claridad. Es hora de orar como Jonás, reconociendo que la vida se escapa de nuestras manos y ¡Que debemos volver a él! (2:7-9)
Pese a todos los pronósticos, Dios vuelve a hablarle. Yo lo hubiera desechado hace rato. Hubiese usado algún ángel mejor predispuesto o hubiese colgado una pancarta en el cielo. Pero esto me conmueve sobremanera de mi Dios: Él siempre quiere usarnos a pesar de nosotros. A pesar de nuestras fallas, a pesar de nuestros errores. A pesar de nuestras caídas. A pesar de que corremos a Tarsis tantas veces. Dios vuelve a decirle “!LEVANTATE JONÁS!” ¡Que los ninivitas se están perdiendo! Puedo leer la misericordia brotando de estas líneas. Dale Jonás. ¡Necesito que corras, porque quiero salvarlos!
Jonás se levanta y finalmente, va. Les dice sólo 5 palabras en hebreo. CINCO. Ni más, ni menos. Es como si ni siquiera se esforzase en predicar un mensaje que convenza a la gente. No menciona a Dios. No les dice cuál fue su pecado. No elabora pasos de arrepentimiento ni un sermón que los conmueva. ¡Ah pero que admirable que es mi Dios! Porque ese, exactamente, ese es su trabajo. Es el trabajo del Espíritu Santo. Él es el que convence a las personas de su pecado. Él es que obra para salvación. No eres tú, ni tus palabras, ni tu mensaje elaborado. No es tu gran capacidad para convencer a otros, ni tu habilidad para hablar. No es tu don de evangelista. Es ÉL.
Es ÉL, usando a gente como vos y yo, que un día dejamos de huir a Tarsis y nos animamos a decirle 5 palabras al que tanto las necesitaba. Es Él, dejándonos ser parte de un plan eterno de redención, en el que podemos ver la maravilla de la salvación de Dios. Es él, rescatando a los que para nosotros no tenían arreglo. Es ÉL. Siempre fue Él.
Hoy casi casi puedo escucharlo: ¡Levántate Rocío, que tus vecinos se pierden! ¡Levántate vos que escuchas esto, que tus compañeros de trabajo están yendo a la perdición! ¡LEVANTATE! Basta de descender. Quitémonos las algas de confusión, de distracción, de excusas y salgamos a decir, aunque sea 5 palabras de salvación que ÉL se va a encargar de usarlas para su gloria. Y digamos cada vez más y más de él hasta que él sea todo lo que digamos. AMÉN.
📲 FRASE DEL DIA: No es tu gran capacidad para convencer a otros, ni tu habilidad para hablar. No es tu don de evangelista. Es ÉL.
🖋️ Rocio Delgado