🔊📖🐔 EL CANTO DEL GALLO
🗓️ Martes, 29/7/2025
Serie: VASIJAS 🏺
EP#4: VASIJAS
EP#2: VASIJAS VACÍAS
📖 Lectura: 2 Reyes 4:1-7
Una viuda se acerca a Eliseo. Viene con el corazón roto: ha perdido a su esposo y ahora los acreedores quieren llevarse a sus hijos como esclavos para saldar una deuda que ella no puede pagar. Le habla a Eliseo con un grito desgarrador y Eliseo se para a escucharla. Su esposo era conocido por él, le había servido y temía al Señor. El profeta de Dios le da una respuesta que no esperarías escuchar si te acaban de decir que viven en la pobreza total: ¿Qué tienes en tu casa?
La mujer, sorprendida responde de inmediato: ¡NO TENGO NADA! ¡No me queda nada! mientras estas palabras salen de sus labios recuerda que aún le queda una vasija de aceite. ¡Ah, sí! ¡Si tengo! Tengo una vasija de aceite de oliva. Eliseo le da instrucciones sobre lo que debe hacer: “Pídeles a tus amigos y vecinos que te presten todas las jarras vacías que puedan. Luego ve a tu casa con tus hijos y cierra la puerta. Vierte en las jarras el aceite de oliva que tienes en tu frasco y cuando se llenen ponlas a un lado”.
Ellos salieron y juntaron todas las vasijas vacías que encontraron. Llegaron a su casa, cerraron bien la puerta y empezaron el trabajo. Los ojos de sus hijos se maravillaron cuando se llenó la primera vasija. La mujer lloraba mientras se llenaba la segunda. ¿Puedes ponerte en sus zapatos un momento? Apenas ayer, habían querido quitarles a sus hijos. Apenas ayer, su corazón estaba destruido y amenazado por una deuda que ella no podía pagar. Apenas ayer, no tenía nada pero aun así sentía que estaba a punto de perderlo todo. Y hoy, puede ver el milagro de Dios desbordando en cada una de las vasijas que ha conseguido. No sé cuánto tiempo les tomó llenarlas a todas. Pero me consta que se maravillaron con cada centímetro cúbico que veían caer. -¡Dame una vasija más! Pidió la madre. -¡Ya no hay más, están todas llenas! Respondió su hijo. Eliseo le explica que ahora debe venderlas y pagar a sus acreedores. Luego, pueden vivir de lo que sobra.
¡Que milagro fascinante! Dios obra siempre de distintas maneras, pero en el tiempo perfecto. Esta mujer llegó desahuciada frente a él a rogarle por ayuda, pero su respuesta fue: ¿Qué tienes en tu casa? Y hoy, frente a nuestra necesidad, el Señor también nos dice lo mismo: ¿Qué tienes en tu mano? Todos estamos necesitando algo: provisión, dirección, aliento, consuelo o quizás un milagro. Llegamos ante el Padre en oración y él mira nuestras manos. ¿Qué tienes ahí? Te pregunta. ¡Vamos querido! Entreguémoselo, para que él pueda usarlo para SU gloria. Quizás, piensas como la mujer: “no tengo nada”. Mira tus manos de nuevo: ¿Tienes tiempo? ¿Tienes bienes? ¿Tienes habilidades? ¿Y esos dones?
Mientras Eliseo le da instrucciones le dice que busque vasijas y le da una recomendación: NO TE QUEDES CORTA. Si esta mujer hubiese conseguido el doble de vasijas, hubiera llenado el doble. Porque la gracia que se derrama del cielo, es simplemente inagotable. Que limitados que somos a veces, al creerle al Señor. La cantidad de vasijas que tengo disponibles para recibir, depende de cuánto creo en su provisión. ¡Aumenta nuestra fe Señor! ¡Ayuda nuestra incredulidad!
Una vez adentro de la casa, debían cerrar bien la puerta. La misma indicación que el Señor les da a los discípulos cuando les enseña a orar: “Pero tú, cuando ores, apártate a solas, cierra la puerta detrás de ti y ora a tu Padre en privado. Entonces, tu Padre, quien todo lo ve, te recompensará” Mateo 6:6. La casa de la pobre viuda se convirtió en una reunión de oración. En el secreto de su tristeza y necesidad, cerraron la puerta al mundo y le abrieron la puerta a la respuesta de Dios. ¿Hace cuánto que no oras así? Sin nada que te interrumpa ni nada que te distraiga. ¿Hace cuánto que tu hogar no se vuelve un altar de oración? ¡El Padre sigue recompensando la fe de la misma manera! ¿Hace cuánto que tus hijos o quienes viven contigo no experimentan el poder real de Dios?
Para poder llenar las vasijas, primero éstas debían estar vacías. A lo largo de la narrativa bíblica nos encontraremos con el aceite como un símbolo del Espíritu Santo; y la enseñanza salta a la vista: mientras más vacíos de nosotros estemos, más de él puede haber en nuestra vida. Mientras más limpios nos encontremos más lugar le damos a su obrar santo. Te has preguntado: ¿Qué tienen tus vasijas? ¿Será que hay mucho de mí mismo como para que él derrame su santidad? Mucho de mi ego. Mucho de mis preocupaciones. Mucho de mí mismo.
Dios podría haber llenado cada vasija de dinero, pero las llenó con trabajo. A él le agrada vernos en acción. CERREMOS la puerta al mundo, y dejemos que él abra la del cielo.
📲 FRASE DEL DIA: Hoy, en su presencia, pidámosle que nos vacíe de nosotros y que nos llene completamente de él, para su Gloria. Amén.
🖋️ Rocio Delgado