Devocional de Hoy
VIERNES, 2 DE SEPTIEMBRE DE 2022
La paz que sobrepasa todo entendimiento
La paz les dejo; mi paz les doy. Yo no se la doy a ustedes como la da el mundo. No se angustien ni se acobarden.
(Juan 14:27)
Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, cuidará sus corazones y sus pensamientos en Cristo Jesús.
(Filipenses 4:7)
Para muchas personas, paz es la ausencia de conflicto o un estado mental de tranquilidad y calma. Muchos la buscan en religiones, clases de yoga, prácticas zen, en la meditación contemplativa, en la espiritualidad, en los astros, en las rocas, en la naturaleza, en el dinero o en otras cosas. Mas esa "paz" que el mundo aparentemente puede dar es pasajera e insuficiente.
Infelizmente, el hecho de que una gran cantidad de las personas que buscan la paz verdadera no la encuentre, se debe a que la buscan en el lugar errado. Desconocen que la verdadera paz es más que un simple sentimiento momentáneo y superficial. La paz verdadera es un estado de plenitud, es un don, una porción dada por Jesús a los que creen en su amor y en su suficiencia.
El Príncipe de paz nos concedió su paz, una que es real e incomparable. Y aunque las circunstancias a nuestro alrededor sean desesperantes, nuestra alma puede disfrutar de paz perenne y completa debido a su confianza total en el Señor.
Disfruta la paz de Cristo
- Ora a Dios y entrega tu corazón totalmente a él. Obtendrás la verdadera paz cuando te sometas bajo su cuidado.
- No tengas miedo de los problemas que puedan venir. Confía que la paz de Dios guardará tu corazón y tu mente en Cristo.
- Dios es digno de toda confianza. No busques caminos alternativos para llenar tu corazón de paz.
- En los momentos de temor y aflicción, ora y pide a Dios que llene tu alma con la paz de Cristo.
- Lee la Biblia, busca conocer más a Dios. Él te ayudará a disfrutar de la vida abundante.
- Comparte y desea la paz de Cristo a todos los que se encuentran afligidos y perturbados en tu entorno.
Para orar:
Señor Dios, gracias por concedernos tu paz infinita. Ayúdame a experimentar la paz de Cristo todos los días, aun en los momentos más difíciles en que los problemas surgen de forma inesperada. Enséñame a confiar por encima de las circunstancias y descansar en ti. Gracias por la paz que excede la razón humana. Por tu Palabra reconozco que eres el Príncipe de paz. ¡Ven a reinar sobre mi vida! En el nombre de Jesús, amén.