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Devocional de Hoy

VIERNES, 9 DE SEPTIEMBRE DE 2022

Jesús es la mejor vacuna

Él mismo, en su cuerpo, llevó al madero nuestros pecados, para que muramos al pecado y vivamos para la justicia. Por sus heridas ustedes han sido sanados.
(1 Pedro 2:24)

En la época de Jesús no había vacunas tal y como las conocemos hoy. Esa tecnología es de historia reciente. Las vacunas actúan en nuestro sistema inmunitario estimulando nuestros anticuerpos y combatiendo los virus y las bacterias.

Muchas veces no no nos damos cuenta de los cambios que realizan en nuestro cuerpo. En ciertos casos, principalmente durante la infancia, las inyecciones nos dejan pequeñas señales o marcas. Después de algún tiempo, al mirarnos en el espejo vemos la señal de que fuimos vacunados y protegidos.

Jesús obra de la misma forma. Cuando aceptamos a Jesús somos marcados por su sangre y recibimos el remedio espiritual. Su poder nos inmuniza contra la muerte eterna y nos capacita para combatir el pecado. Esa vacuna tiene un efecto poderoso en nuestra vida, nos transforma completamente. ¡Es una experiencia que nos marca para siempre!

A través del sacrificio de Jesús recibimos la sanidad y la vida eterna. Todo eso por gracia y por amor. En realidad, ese es el antídoto principal de la vacuna: el amor de Dios.

Vacúnate, mantente espiritualmente saludable leyendo y poniendo en práctica la Palabra de Dios.

Jesús es la vacuna que da la vida eterna

  • Si Jesús es la vacuna, la Biblia es el prospecto. En ella encontramos las indicaciones para lograr mantenernos saludables día tras día.
  • Si Jesús es la vacuna, el Espíritu Santo es como los anticuerpos en acción. Él actúa en nuestra alma y nos purifica. Busca al Espíritu Santo.
  • Si ya has recibido esta vacuna, comparte con los que necesitan recibirla: ¡habla de Jesús!
  • Si te sientes débil, habla con el Médico de médicos. Jesús siempre tiene espacio en su agenda para escuchar tu oración.

Para orar:

Jesús, tú eres la vacuna que me salvó. Te estoy muy agradecido porque me inmunizaste ante el pecado y las trampas de este mundo. Quiero continuar experimentando tu poder y proclamar tu salvación. Amén.