DIA SIETE - JUAN, el discípulo amado: Sus Manos

🐔📖 EL CANTO DEL GALLO 

Serie: 🥅EL EQUIPO DEL CARPINTERO

🗓️ Martes 08/11/2022

DIA SIETE - JUAN, el discípulo amado: Sus Manos

📖 LECTURA “Cuando vio Jesús a su madre, y al discípulo a quien él amaba, que estaba presente, dijo a su madre: mujer he ahí tu hijo. Después dijo al discípulo: He ahí tu madre. Y desde aquella hora el discípulo la recibió en su casa” (Jn. 19:26-27)

Durante el partido amistoso entre Argentina y Honduras, en septiembre del 2022 Messi le preguntó a Héctor Castellanos “¿de verdad me vas a seguir todo el partido?” y el hondureño sonriendo respondió: “la verdad que sí, Crack. ¿Me das la camiseta al terminar?”. Jesús tenía también quien le siguió de cerca durante el partido final. Éste era de su propio equipo, pero así como Castellanos volvió a su casa con la casaca del 10 de Argentina, Juan “el discípulo amado” volvió con algo muchísimo más valioso. Volvió con María, la madre de Jesús. 

Jesús dejó dos encargos personales. A Pedro le dijo “apacienta mis ovejas” y a Juan “cuida a mi madre”. Esto parecía una paradoja. A quién le negó le dio un encargo pastoral y a quien siempre le siguió le dejó su mamá. A ese Juan que pocos días antes había pedido un asiento al lado de Cristo en su reino, se le dio una tarea doméstica. Para sus ambiciones juveniles en lugar de alas recibió un ancla. De hecho, según la tradición, Juan es el único apóstol que quedó en Jerusalén, hasta la muerte de María. Un rudo pescador acostumbrado con sus manos a tirar redes, lavarlas, levar anclas y maniobrar el timón, ahora debía ocupar sus manos en cuidar a la madre de Jesús.

Gracias a Dios por esos siervos que brindan servicios domésticos a otros, pero para el Señor. ¿Te ha entregado un desvalido para que ampares y recibas en tu casa? ¿Es un hijo o hija con capacidades especiales? Él te ha confiado a alguien que es de gran valor para Él… eres amado. Abraza con tus manos ese don concedido, Su gracia te sostendrá. 

📲 LA FRASE DE HOY: ¿Qué encargo te dio el Señor? No lo lleves como carga sobre tu espalda, abrázalo como don preciado, Su gracia hará el resto.

HAG