🔊📖🐔 EL CANTO DEL GALLO
🗓️ Martes, 11/4/2023
Serie: 🥖🍷 Palabras del calvario y la resurrección
EP#7 UN DESCANSO PROMETIDO
“Entonces Jesús, clamando a gran voz, dijo: Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu. Y habiendo dicho esto, expiró” (Lucas 23:46)
“Lo más grande del mundo es Cristo; lo más grande de Cristo, su Pasión y Muerte; lo más grande de Su Pasión, su último suspiro, pues en él se consumó la Obra de la Redención” (J.B. Bossuet)
Durante las tres horas que van desde el mediodía hasta las tres de la tarde, Dios mismo ocupó el lugar central del escenario que los hombres habían procurado armar para dar una aparente solución al problema que Jesús de Nazaret significaba para ellos… Las tinieblas evidencian la Presencia de Dios derramando Su Ira sobre el pecado de los hombres que estaba siendo cargado en la Cruz del Calvario por el Único inocente que podía ocupar nuestro lugar en dicha condenación. Apenas las tinieblas se disiparon el velo del Templo se rasgó de arriba hacia abajo para dejar constancia que Dios mismo estableció que la expiación estaba completada, que el Sacrificio era aceptable y que el acceso a Su Presencia ahora estaba abierto para los redimidos… (Lucas 23:44-45) La Obra de la Redención estaba consumada, y al Salvador solo le quedaba pendiente el regreso al lugar de Gloria desde donde descendió para cumplir esta tremenda necesidad por nosotros los pecadores… “Yo te he glorificado en la tierra; he acabado la obra que me diste que hiciese. Ahora pues, Padre, glorifícame tú al lado tuyo, con aquella gloria que tuve contigo antes que el mundo fuese” (Juan 17:4-5)
“Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu” expresaba la sumisión sin reservas que había en el corazón de Jesús desde el principio (Lucas 23:46). En un sentido, Cristo fue asesinado por hombres malvados (Hechos 2:23). En otro sentido, fue el Padre quien lo envió a la cruz, y al Padre le agradó hacerlo (Isaías 53:10). Aún en otro sentido, nadie tomó la vida de Cristo: Él la dio voluntariamente por aquellos a quienes amaba (Juan 10:17-18). Cuando Jesús al final expiró en la cruz, no fue con una desgarradora lucha contra sus enemigos. Él no exhibió una atroz angustia. Su pasaje final hacia la muerte (como todo otro aspecto del drama de la crucifixión) fue un acto deliberado de su voluntad soberana. Juan dice: “Habiendo inclinado la cabeza, entregó el espíritu” (Juan 19:30). Mostrando tranquilidad y sumisión, Él simplemente entregó su vida” (John Mac Arthur)
¿Cómo reaccionaron los espectadores de este evento fundamental para la historia de la Humanidad?
1. El Centurión realizó una Confesión y representa a los Convertidos: “Cuando el centurión vio lo que había acontecido, dio gloria a Dios, diciendo: Verdaderamente este hombre era justo” (Lucas 23:47). Mateo y Marcos agregan que dijo: “Verdaderamente, este era Hijo de Dios” (Mateo 27:54; Marcos 15:39). Estos soldados romanos llegaron a ser los primeros convertidos a Cristo impactados por los eventos de la Cruz, solo momentos después de la muerte del Hijo de Dios…
2. Los espectadores expresaron un sentimiento de Culpa y representan a los Condenados: “Y toda la multitud de los que estaban presentes en este espectáculo, viendo lo que había acontecido, se volvían golpeándose el pecho” (Lucas 23:48) En este grupo estaban quienes primero lo habían aclamado para luego pedir que se lo crucificara. Esta reacción evidencia que para muchos lo sucedido fue un medio usado por Dios para que reflexionaran y estuvieran preparados para creer cuando escucharan el Evangelio en los acontecimientos que relatan los primeros capítulos de Hechos
3. Los seguidores de Jesús manifestaron su Contradicción y representan a los Confundidos: “Pero todos sus conocidos, y las mujeres que le habían seguido desde Galilea, estaban lejos mirando estas cosas” (Lucas 23:49). Este sentimiento de devastación y confusión seguiría para ellos hasta el domingo por la mañana cuando escucharan el Gran Mensaje que consuela y sostiene a los redimidos: “¡Ha resucitado!”
📲 Recordemos: “Jesús no murió en vano, pues ninguno por los que Cristo murió perecerá jamás en el infierno” (Steve Lawson)
🖋️ Daniel Chevriau