🔊📖 ᴄᴇɴᴛʀᴏ ᴄʀɪsᴛɪᴀɴᴏ ʏ ᴍɪsɪᴏɴᴇʀᴏ ᴇᴛᴇʀɴɪᴅᴀᴅ
🗓️ Viernes, 8/9/2023
🔟 SERIE: CÓDIGO DIEZ
Día 5: Segundo Mandamiento: NO A LA IDOLATRÍA (III)
📖 Lectura : "No te inclinarás a ellas, ni las honrarás; porque Yo soy Jehová tu Dios, fuerte, celoso, que visito la maldad de los padres sobre los hijos, hasta la tercera y cuarta generación” (Ex. 20:5)
¿Por qué razón Dios es tan enfático respecto a la idolatría? Hay dos razones: El carácter de Dios y la consecuencia generacional.
Su carácter . En primer lugar Dios es un Dios celoso, y Él no lo esconde. No es un defecto de carácter, sus celos no se relacionan con los despertados por las pasiones carnales. Dios no guarda resentimiento, ni envidia, desconfianza o sospecha. El celo de Dios se refiere a que Él está comprometido con nosotros al punto de no permitir ni tolerar rivales. Pensemos así: Dios ha dejado su trono en los cielos, entregado la vida de Su Hijo en la cruz con la finalidad de ocupar completamente el trono de nuestra vida. Si en lugar de adorarle coloco otra cosa en Su lugar; sea estatuas, estampas, equipos de futbol, cantantes, novio/a, etc., entonces lo provoco a celos.
Las consecuencias . Cuando en una generación se impone la idolatría, esta suele transmitir la práctica hasta la tercera y cuarta generación. ¿Qué es lo que NO dice aquí? No dice que Dios maldice hasta la tercera y cuarta generación. Sino que Dios “visita la maldad de los padres sobre los hijos”. Visitar (paqad) es “Contar, enumerar, preocuparse de, cuidar, buscar, castigar”. No se traduce nunca como maldecir. Dios no visita la generación para castigarla, sino visita el pecado. La idolatría es una práctica muy arraigada que se transmite hasta la cuarta generación. Esto se verifica cuando hablas del tema y te dicen que ellos lo practican porque lo hace su mamá y sus abuelos y hasta sus bisabuelos. Ahí vemos el daño que hace la idolatría, la cuarta generación practica la idolatría de sus antepasados.
Imágenes siglo XXI . Un ídolo es todo lo que ocupa el lugar que le corresponde a Dios, y como bien dice Ray Comfort “Dios no acepta competidores. Para ser un idólatra, hacemos un dios a nuestra medida, uno que evita mencionar el pecado, la justicia, y el juicio”. ¿Qué cuadros hay en nuestras habitaciones? ¿Cantantes de rock, equipos de fútbol, modelos, autos, deportistas...? Ya nos hemos acostumbrado y atenuamos el impacto que esto debiera producir en nuestras vidas, y hasta decimos “fulano de tal es mi ídolo”. ¡Qué contraste con los creyentes del siglo I! En Hechos 17:16 encontramos a Pablo que “mientras esperaba en Atenas, su espíritu se enardecía viendo la ciudad entregada a la idolatría”. Ah Señor, danos un poco de esas brasas apostólicas. Amén
(HAG)