🔊📖 CENTRO CRISTIANO Y MISIONERO ETERNIDAD
🗓️ Miércoles, 20/9/2023
🔟 SERIE: CÓDIGO DIEZ
Dɪ́ᴀ 13: .-
📖 Lectura : “No matarás” (Ex. 20:13) “Cuando yo dijere al impío: De cierto morirás; y tú no le amonestares ni le hablares… su sangre demandaré de tu mano” (Ez. 3:18).
Bien se ha dicho que el silencio es salud. Pero ¿podrá el silencio matar? Si observas que una persona, con una venda en los ojos, está caminando directamente a un precipicio y no abres tu boca entonces tu silencio fue mortal. La persona morirá porque en su andar se dirigió hacia el abismo, pero tú eres culpable de no advertirle del peligro y al final tu silencio es cómplice de su muerte.
Quitando la vida con el silencio. “Cuando yo dijere al impío: De cierto morirás; y tú no le amonestares ni le hablares, para que el impío sea apercibido de su mal camino a fin de que viva, el impío morirá por su maldad, pero su sangre demandaré de tu mano” (Ez. 3:18). Dios nos declara culpables de homicidio si permanecemos sin prevenir a las personas de la muerte eterna. Su sangre está en nuestras manos. Dios nos dice que debemos hablar y no callar, que debemos predicar a tiempo y fuera de tiempo, y que como testigos debemos “anunciar las virtudes de aquel que nos llamó de las tinieblas a su luz admirable”.
El evangelio del silencio. Muchas veces se enseña, respecto a la evangelización que “lo ideal es no hablar de Cristo, debes ser un testigo silencioso. De pronto ellos verán que hay algo distinto en ti y se preguntarán ¿qué es lo que lo hace diferente? Y entonces tienes la oportunidad de predicarles”. Este método es muy fácil de seguir, y es seguro que alguien, algún día, preguntará. Así podrás asistir a muchos entierros de amigos y conocidos que sabes bien que van al infierno, y nunca se les ocurrió preguntar por qué eres diferente. Ellos irán a ese lugar de tormento por sus pecados, pero nuestro silencio no les previno.
El homicida que hay en mí. De manera personal hubo un tiempo cuando lloré mucho por no ser un testigo fiel. Por la vergüenza, por el temor al hombre, por el qué dirán. Y hasta que no me vi realmente como un “homicida espiritual” mi actitud respecto a la evangelización no cambió. ¿Sientes una conciencia culpable? Tal vez debes pasar un tiempo de confesión y humillarte ante tu Dios. David, quien mandó a matar a Urías heteo, al darse cuenta de su estado espiritual ante Dios lloró amargamente, confesó su pecado, su culpa fue borrada y en el salmo 51 exclamó “Entonces enseñaré a los transgresores tu camino y los pecadores se convertirán a ti” (Sal. 51:13). Sí, habla y no calles, que el evangelio trae vida, y vida en abundancia.
(HAG)