🔊📖🐔 EL CANTO DEL GALLO
🗓️ Lunes, 13/11/2023
Serie: 🗣️ ELISEO Y NAAMÁN 🏊
NAAMÁN – CUANDO LAS APARIENCIAS ENGAÑAN
*EP#6 – Un rey poderoso, pero desesperado
En nuestra serie de estudios sobre Naamán y personajes contradictorios, encontramos a un poderoso rey, pero incapaz y desesperado. Dice en 2Reyes 5:7,8: “Luego que el rey de Israel leyó las cartas, rasgó sus vestidos, y dijo: ¿Soy yo Dios, que mate y dé vida, para que éste envíe a mí a que sane un hombre de su lepra? Considerad ahora, y ved cómo busca ocasión contra mí. Cuando Eliseo el varón de Dios oyó que el rey de Israel había rasgado sus vestidos, envió a decir al rey: ¿Por qué has rasgado tus vestidos? Venga ahora a mí, y sabrá que hay profeta en Israel”. Cuando Naamán llega frente a Joram, el rey de Israel y le exige la sanidad, éste demuestra lo contrario que la joven esclava. A pesar que Eliseo, el profeta de Dios, viviera en la misma ciudad, quizás solo a unas cuadras, no sabe adónde ir con su problema. Vemos que se vuelve presa del pánico, empieza a elaborar teorías conspirativas y se demuestra absolutamente incapaz de enfrentar correctamente el desafío, y muchos menos encontrarle una solución. Esto se debía a que era un rey que seguía en los caminos de su padre Acab, habiendo dejado a Dios y dándole lugar al pecado en su vida. Sabía acerca de Dios. Sabía que era Él quién podía dar y quitar la vida. Pero esto no lo llevó a buscarlo. Esta triste realidad explica su actitud desesperada y miedosa. La persona que quita a Dios de su vida, de sus decisiones y fuente de confianza, obviamente tenía que caer en el miedo y la desesperación.
Ahí podemos observar la clásica actitud de una persona que no tiene puesta su confianza en Dios. Allí, cualquier adversidad o problema se puede transformar en un escollo infranqueable que hace tambalear toda la vida. Se desesperan, tiemblan de miedo, buscan esconderse o culpar a otros de sus desgracias.
¿Es quizás ésta nuestra realidad? ¿Qué nos está tirando abajo? ¿Frente a qué problemas estamos por sucumbir? La solución se encuentra al alcance de la mano. Seguramente tienes un amigo creyente cerca, quizás un amigo, un familiar o hermano de la iglesia. Así como Eliseo le dijo al rey, ¡así también nosotros podemos buscar el consejo de un hombre o mujer de Dios! O mejor todavía, podemos ir directamente al Señor. Jesús dijo: “Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar”. Él sufrió todo y mucho más lo que ninguna persona habría de sufrir. Pero por ello puede compadecerse con nosotros, y si acudimos a Su trono recibiremos el oportuno socorro (Hb.4:16).
🖋️ Esteban Beitze