Los que lloran

🔊📖 Centro Cristiano y Misionero ETERNIDAD 
  
 🗓️ Miércoles, 17/1/2023

Serie: BIENaventuraDOS  

 /03/ Los que lloran 

📖  “Bienaventurados los que lloran porque ellos recibirán consolación” (Mt. 5:4)

 Jesús lloró: por un amigo que murió, una ciudad endurecida y la cruz que enfrentaría. Él sabe llorar y sabe enjugar lágrimas. 

 Dios enjuga las lágrimas de un Pedro arrepentido o de una mujer pecadora a sus pies, el llanto de las mujeres ante la cruz de Cristo o la tumba vacía. He aquí las lágrimas del sembrador que llora mientras siembra la preciosa semilla. He allí las lágrimas de un hijo pródigo arrepentido. Mira las lágrimas de un pescador ante una pesca milagrosa. Dios enjuga las lágrimas de las almas peregrinas, de los corazones dóciles y tiernos. ¿Hace cuánto que no lloras por lo que se debe llorar?

 Las lágrimas, como las pruebas, son de diverso color, e intensidad. Bien dijo John Vance Cheney “el alma no tendría su arco iris, si los ojos no tuvieran lágrimas”. Las lágrimas del cristiano serán secadas, pero la bienaventuranza viene con la motivación de ellas. ¿Es la motivación una cuestión personal? ¿O nacen de una auténtica preocupación por los  demás o lo eterno? Esas son las lágrimas que Dios seca. 

 Lilias Trotter, (misionera entre los musulmanes de Argelia) escribió: Una mujer me mostró unos rasguños en su cara infligidos por ella misma debido a la muerte de su esposo. “¿Qué hacen ustedes cuando alguien muere?” me preguntó. Le dije que si creíamos en Jesús, Dios nos consolaba. Esto les sorprendió muchísimo y se repetían entre ellas, “¡Dios les consuela! ¡Dios les consuela!”. Sí, hay un Dios que consuela, una mano divina que enjuga las lágrimas. Dios tiene un pañuelo para consolar. Lo hizo en un telar especial, el telar de la cruz. Allí la lanza estaba en manos de un soldado, y las agujas fueron clavos. El bordado divino hecho en rojo sangre, con detalles de espinas, tiene el poder sobrenatural de absorber los dolores del corazón y las lágrimas del alma. Con ese pañuelo no hay lágrima que no pueda secar. Ve hoy a la cruz mi hermano y verás... verás lo bienaventurado que serás.

 (HAG)