Los hambrientos y sedientos

🔊📖 Centro Cristiano y Misionero ETERNIDAD 
  
 🗓️ Viernes, 19/1/2023

Serie: Bienaventurados  

 /05/ Los hambrientos y sedientos 

📖  “Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, porque ellos serán saciados” (Mt. 5:6)

Decimos hambre y pensamos en los niños de África con abdomen abultado; y al hablar de sed imaginamos un caminante por el desierto ardiente. El valor del agua y del pan en esas circunstancias son extremas. Pero el Señor habla de otra hambre no saciada por el pan (Mt. 4:4) y otra sed no satisfecha por el agua potable (Jn. 4:13). Es el hambre y sed de justicia.

 ¡Justicia! ¡Justicia!. “Queremos justicia” promocionan en las redes los que tienen hambre y sed de venganza. Un joven oraba pidiendo que el Señor aplicara justicia, y su compañero de oración le dijo: “no pidas justicia porque Dios te puede contestar. Y ninguno de los dos sobreviviríamos. Mejor pide misericordia”. 

 El que tiene hambre y el que tiene sed “Yo soy el pan que descendió del cielo; si alguno comiere de este pan vivirá para siempre” (Jn. 6:51) “Si alguno tiene sed venga a mí y beba” (Jn. 7:37). ¿Cuál es el pan y cual es el agua que ofrece el Señor? Es el pan y el agua que sacian el hambre y sed de justicia. Se trata de Él mismo: “Mi carne es verdadera comida y mi sangre verdadera bebida” (Jn. 6:55). El hambre y la sed de justicia llegan cuando el hombre y la mujer se dan cuenta que merecen el justo juicio de Dios y buscan en la cruz donde Jesús cargó nuestros pecados y recibió el peso de la justicia divina. 

 Las algarrobas y el cántaro. El hijo pródigo deseaba las algarrobas de los cerdos, pero al recordar el pan de la casa del Padre se movilizó. Y la samaritana buscaba agua de pozo para llenar su cántaro, pero al conocer al Agua de vida, dejó su cántaro vacío para buscar a otros sedientos. ¿Sigues masticando algarrobas y tratando de sacar agua de los pozos humanos? No sigas, corre a la cruz que hay un Cordero que fue muerto por tu causa, bebe de las corriente de aguas vivas que manan de su costado abierto. Y “bienaventurado para siempre serás”.

 (HAG)